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  • Francisco Pérez López

Editorial nº 5

Actualizado: 16 jul 2021


Revista LAS nº 5
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“Hay organizaciones en la vida de la sociedad que, al estar como encerrados en sí mismas, no tienen otro objetivo que existir, y existir cuanto más mejor. Tales son las iglesias, tales son los partidos, tales son, de la manera en que se entienden en nuestros días, las patrias. Para una iglesia, el fin supremo es extenderse; para un partido, tener poder. Y el fin, puesto que iglesias y partidos están compuestos por hombres, es dirigir toda la acción de esos hombres hacia la iglesia o el partido, transformarlos, de manera que no sean ya más que creyentes, hombres de partido, y no los hombres que ellos se esforzaban en ser…”


“Todo lo que sabemos de antemano es que la vida será menos inhumana en la medida en que la capacidad individual de pensar y de actuar sea mayor”


“Preferiría morir a vivir sin la verdad”


“Rusia: los capitalistas han sido expulsados. La experiencia demuestra que esto no servirá para nada mientras permanezca la gran industria. Los capitalistas han sido reemplazados por los burócratas”


“El objeto de la obligación, en el dominio de lo humano, es siempre el ser humano como tal […] cada ser humano tiene una obligación esencial hacia los demás seres humanos, que consiste en el respeto. Y este respeto se expresa sobre todo en la primera obligación hacia los demás que es reconocida desde la antigüedad: la de no permitir que un semejante pase hambre […] es una obligación eterna hacia el ser humano no dejarle sufrir el hambre cuando se tiene la ocasión de socorrerlo”


“Querer comprender un teorema matemático no es querer el Bien, pero está mucho más cerca de ello que querer dinero. El problema del conocimiento so se plantea en todo esto al margen del conocimiento del Bien. Conocer no tiene ningún interés al margen del conocimiento del Bien”

Simone Weil



“Y van pasando los años…” comienza una hermosa canción de Luis Eduardo Aute, que yo continuaría “… y nos negamos a aprender”. Durante los primeros meses de la pandemia, aunque sorprendentemente aún hoy muchos y muchas de ellas siguen manteniendo la misma opinión, oíamos a menudo desde los medios “de esta saldremos mejores”, “todo esto nos va a fortalecer y nos hará mejores personas”, grandes dosis de optimismo que a otros y otras mucho más pesimistas, entre los que me cuento (“optimistas bien informados”), nos sonaban a condescendencia, a infantilismo, a ese “refuerzo positivo” tan de moda en la educación, pues a pesar del tiempo transcurrido, de las muertes, sufrimiento y desesperación que observamos diariamente, no solo en los medios sino a nuestro alrededor, en nuestra vida cotidiana, todo sigue igual, no hemos aprendido nada, tropezamos tantas veces en la misma piedra que hemos terminado por cogerle cariño y echárnosla al bolsillo para poder tropezar cuando nos apetezca.

Entre las noticias que han llenado titulares y han copado los medios desde la publicación del último número de la Revista LAS (donde opinadores y políticos/as profesionales no se sonrojan y abandonan tras errores continuos, tras cambios de posición según sople el viento, tras la defensa a ultranza de los poderes, económicos o políticos, de “los nuestros”, o al contrario, tras la crítica continua a cualquier toma de decisión, según quien la pronuncie, por supuesto, pero siempre con una falta absoluta de pensamiento crítico, de autonomía, de independencia de la “voz de su amo”), destacaremos unas cuantas noticias, especialmente preocupantes que escenifican a la perfección que cada día que va pasando “somos mejores”.

En primer lugar, una de las noticias más dolorosas y surrealistas, pero que nos muestran a la perfección esa “mejoría”, la encontramos en la India, donde las imágenes que nos transmitían los medios eran puramente dantescas, con calles inundadas de cadáveres, hospitales saturados, dolor y desesperación en los rostros de una ciudadanía, y unos líderes políticos, que no daban crédito a lo que estaba sucediendo. Mientras tanto, en el “mundo rico”, donde por fin parecía (digo “parecía” porque en el momento de escribir estas líneas ya no tengo claro que esto sea el fin de la pandemia) que las vacunas estaban cercando al virus, la ciudadanía salía a las calles a “¿celebrar?” que todo había acabado, jóvenes, y no tan jóvenes, se saltaban las normas mínimas de seguridad marcadas desde la comunidad científica en fiestas multitudinarias, se marchaba en masa a “esas vacaciones tan bien ganadas”[1] o se manifestaban ultraconservadores y “hippies”, los negacionistas por antonomasia, al unísono, con los ojos inyectados en sangre, esputando (sin mascarilla claro) y cogidos de la mano al grito de “¡libertad!” (¡qué vaciamiento del lenguaje, qué burla a una palabra tan hermosa y grande!), esa libertad que “alguien” ha definido como “poder tomar unas cañas sin cruzarte con tu ex” ¡Qué insulto! Me pregunto qué sentirían pensadores y pensadoras de todos los tiempos, intentando definir y concebir sociedades basadas en ella, o los y las combatientes caídas en su nombre contra quienes intentaban limitarla, presos y presas de los sistemas políticos de todo signo, oprimidos y explotadas a lo largo y ancho del planeta desde que nuestra especie se organizó políticamente ¿Qué sentirían? Posiblemente vergüenza y desesperanza. Pero, volvamos al tema que nos ocupa, en esas sociedades opulentas e infantilizadas donde se ha llegado a premiar a quienes, reacios a la vacuna, accedían a la inmunización a cambio de… ¡regalos, premios, comida basura e incluso dinero! (el caso estadounidense es sonrojante), mientras algunas voces críticas alzaban sus ruegos en favor de la ayuda a esos “países pobres” que no tenían la suerte de contar con dosis suficientes (en África hay naciones donde el número de vacunados/as ronda el ¡1%!). Sí, parece que “hemos salido mejores”, más solidarios. Pero, es que ni siquiera hemos sido capaces de ayudar a otros países por un “altruismo egoísta”, por un altruismo que nos beneficie (imaginen qué pasaría si tuviese que ser por empatía), pues, como apuntaban desde la ciencia, es posible que alguna de las mutaciones surgida en esas zonas del planeta sea inmune a la vacuna, con lo que todo este esfuerzo no habría servido para nada. Desde la Revista LAS apuntábamos que la lucha contra el virus es la lucha de una especie, no de un país, sexo, género, clase social, etnia… y que hasta que todos los homo sapiens sapiens estuviesen vacunados no podíamos cantar victoria. Pues bien, ya está pasando, la variante india, llamada Delta, es la mayoritaria en occidente, y ahora al unirse a la sudafricana, la Delta plus, cabe la posibilidad de que sea inmune a la vacuna… y eso sí que acaba de empezar, pregunten a los expertos y expertas en evolución y genética y verán cómo se las arreglan los organismos vivos para sobrevivir (excepto los “más inteligentes”, los seres humanos, al parecer).

Pero no nos vayamos tan lejos, mientras en España se daban los primeros pasos, como siempre insuficientes, pero al menos los primeros pasos, en favor de la libertad sexual, en la tolerante Europa hemos visto cómo Hungría (busquen información de lo que está pasando en Polonia a ver si encuentran las “siete diferencias”) se saltaba las reglas mínimas de respeto y convivencia, cómo se violaba sistemáticamente, y ahora legalmente, los derechos de quienes no “comulgan” (qué bien viene este término aquí) con la sexualidad dominante, contra quienes intentan vivir libremente su sexualidad (sí, libremente he dicho, aunque a alguien le duelan los oídos al escuchar esta palabra aplicada a un tema como la tendencia sexual) ¿Y la Unión Europea qué ha hecho? ¿Cuáles son los requisitos mínimos para pertenecer al club? ¿Europa tolerante e integradora? Pues bien, no ha hecho nada, bueno sí que lo ha hecho, han pronunciado una declaración de intenciones, es decir no han hecho nada, en contra de la vulneración de derechos de la ciudadanía por parte del gobierno de Orban ¡qué tristeza! Parafraseando al Marx, al mejor Marx, a Groucho, “nunca pertenecería a un club que acepte a tipos como estos”. Pero, lo mejor de todo es que 13 países han firmado ese “insignificante” llamamiento al orden a Hungría ¿y el resto? ¿No eran 27? Repito, ¿qué se pide para entrar al "club"? ¿Solo requisitos económicos? ¿Es un "club de golf"?

Y ahora el último “botón”, ya en nuestro país, donde sí que “hemos salido mejores”, donde la paliza mortal en A Coruña a un joven (no se sabe si es un crimen homófobo, pero los hechos son brutales, y el grito de “¡maricón de mierda!” no parece mejorar el suceso), por parte de una jauría humana, con varios menores de edad participando en el apaleamiento mortal, nos hace pensar que las cosas, efectivamente están mejorando… también entre la generación más joven. No es el único caso, el asesinato de un inmigrante magrebí en Murcia (un “moro de mierda” asesinado por arma de fuego en Mazarrón), y, además, otra agresión con arma blanca a una mujer en Cartagena (“porque los inmigrantes nos quitan la comida”), nos pone en situación, en esto sí que somos “demócratas”, que bien e igualitariamente repartimos el odio. Pero el caso del que quería hablar es de las imágenes vistas en Ceuta, con un gobierno criminal, el del magnánimo rey marroquí, que usa a su ciudadanía, incluidos muchos menores de edad, como moneda de cambio, como forma de presión política a España y Europa ¡Qué imágenes hemos visto! ¡Qué bonitas esas verjas! (no como el criticable “muro Trump”, tan lejos de aquí y tan fácil de denunciar sin tener que renegar de las vallas ceutíes), cientos de menores de edad recorriendo desesperados y sin rumbo las calles de la ciudad autónoma, mientras los migrantes subsaharianos esperan su turno en insalubres e inhumanos “campamentos”, para después, si las humanitarias autoridades y fuerzas de seguridad marroquíes no lo impiden, “saltar la verja” (comparen las imágenes de decenas de personas encaramadas en lo alto de las vallas con otras de los años 40 en Europa, aquí también hay “siete diferencias”) ¿Y Europa qué ha hecho? Pues lo mismo que con Hungría, otra declaración de intenciones, seguida de palmaditas en la espalda al rey marroquí llamándolo “buen vecino” o, en el mejor de los casos, “un mal necesario”, bien sea por la lucha contra el terrorismo, bien sea por la lucha ¿contra el tráfico de personas? ¿En serio? ¿Más “refuerzo positivo”?

Por último, otra de las noticias, con un número menor de víctimas, pero igual de sangrante, igual de triste y penosa. Otra muestra de que “hemos salido mejores”. Desde que empezó la pandemia, durante el confinamiento, los asesinatos machistas descendieron, obviamente si no se puede salir de casa es difícil matar (otro caso es el de aquellas mujeres que viven con el agresor, con el psicópata que las maltrata física y psicológicamente a diario), pero los acosos telefónicos y digitales se dispararon, las llamadas a los teléfonos de ayuda para mujeres maltratadas aumentaron exponencialmente. Pues bien, este mes de mayo de 2021 han sido asesinadas por violencia machista siete mujeres, el mes más nefasto desde que se declaró la pandemia, y teniendo en cuenta que la cifra es la proporcionada por las autoridades, no la real, además de no incluir, problema que parece que va a solucionar la nueva ley (con lo que las cifras aumentarán escandalosamente), las “víctimas vicarias”. También los delitos sexuales son noticia casi diaria, y muchos de ellos en grupo y con menores de edad como protagonistas, y como en el caso anterior las cifras no reales, pues solo conocemos los casos denunciados, la punta del iceberg.

“De esta saldremos mejores”, qué ingenuidad, qué infantilismo, creer que un problema como la pandemia, por sí solo, va a sacar lo mejor de nosotros y nosotras, en lugar de aumentar rencores, odios, violencia y egoísmo, que por “arte de magia” nos va a convertir en personas tolerantes, solidarias y altruistas ¿En serio? ¿Nos toman por idiotas o realmente lo somos? Para que la sociedad cambie, para una transformación real del paradigma cultural, es necesaria la educación, formar a la generación más joven en la tolerancia y el respeto a nuestro prójimo, en la defensa a ultranza de los Derechos Humanos, desde su entrada al mundo social. Y decimos al mundo social porque la educación no es una superheroína, no lo puede todo, pues las familias también tienen su parte de responsabilidad, también deben transmitir estos valores de tolerancia y respeto en el hogar. Finalmente, no solo educción y familias tienen esta importante tarea, ya que las instituciones y los medios también son responsables, también deben ponerse manos a la obra sin dilación, y hemos de exigírselo, no todo es mantenerse en el poder “caiga quien caiga”, ni amasar dinero a costa de lo que sea, no nos valen las “declaraciones de intenciones” (para eso ya tenemos a Europa), necesitamos hechos que nos hagan creer que se lo están tomando en serio, literalmente nos va la vida en ello, pues cuando se sobrepasan los límites de lo tolerable “los frenos de emergencia de la locomotora de la historia” entran en acción, y generalmente por las bravas. Esperemos que no se tenga que llegar a ello y realmente algún día “salgamos mejores”.

Este número, aparecido más tarde de lo esperado debido a multitud de contratiempos, y al extraño y complicado curso que acaba de terminar, lo dedicamos a todas esas personas de las que hemos hablado en esta editorial, y lo hacemos con todo nuestro amor y cariño, esperando que algún día realmente “seamos mejores” y nos tomemos en serio sus problemas, es decir, que les pongamos fin.

Damos las gracias a nuestras colaboradoras y colaboradores habituales (sin su aportación nada de esto llagaría a ustedes), que en este fin de curso se han esforzado para que el número 5 vea la luz: Natalia González Vargas en Periodismo, Leopoldo García Beneito en Política, Andrea Perdomo García en Ciencia, Natalia González Aguiar en Médicos del Mundo y Ava Mena Baumann con la investigación de eCIS. También a nuestras artistas Dácil Hernández Olivero, Carmela Melania Rodilla Merino, Cristina Arce Castro (que también participa en Relatos), Ana Sofía Casillas Fernández y, nuestra nueva incorporación, Sofía Louise Gooding. Además, a Keila González Rodríguez en Poemas y a las mujeres del CFGS Promoción de la Igualdad de Género del IES Teguise en Cine y Literatura.

¡A todos y todas ellas, muchísimas gracias!

Esperamos que nuestras lectoras y lectores disfruten de este número. Mucha suerte, y más salud, para todos y todas.

Francisco Pérez López, director eCIS y Revista LAS

[1] En un reportaje de televisión, un reportero pregunta a un anciano que ha vivido la guerra civil española, la posguerra, la larguísima dictadura franquista, la II Guerra Mundial y las sucesivas crisis económicas: “¿Qué le parece más duro, la pandemia o la guerra?” El anciano, incrédulo y mirando con asombro al reportero le responde indignado, “la guerra hijo, la guerra”. El confinamiento ha sido muy duro, el número de muertes una tragedia y la pérdida de empleos un drama, pero estamos tan satisfechos de nosotros mismos/as (algunos y algunas más que otros y otras, por supuesto), damos todo por hecho y estamos tan poco acostumbrados/as a los contratiempos y a esperar, que nos parce que no puede haber nada peor que el confinamiento y las restricciones de movilidad, a pesar de que los supermercados siguen bien abastecidos, seguimos teniendo electricidad y agua potable, y los medios de comunicación nos ponen en contacto con el planeta entero en tiempo real… a pesar de ello ¡libertad, libertad! gritan desde los barrios acomodados de las grandes ciudades de los países ricos.





Nuestras colaboradoras


Artículos


Andrea Perdomo García



Natalia González Vargas



Leopoldo García Beneito



Natalia González Aguiar



Equipo de Investigación (eCIS) de Las mujeres. La revolución siempre pendiente (Ava Mena Baumann)





Relatos y Poemas


Cristina Arce Castro



Keila González Rodríguez



Cine y Literatura


CFGS Promoción de la Igualdad de Género/IES Teguise



Ilustraciones

Ana Sofía Casillas Fernández



Carmela Melania Rodilla Merino



Cristina Arce Castro



Dácil Hernández Olivero




Sofía Louise Gooding




Proyecto Gender ABC II de Médicos del Mundo/IES Teguise

Itahisa Betancor



Anaís Betancort



Itahisa y Anaís



Naiara González



Carmela Melania Rodilla



Keila González



Mural Proyecto Gender ABC II de Médicos del Mundo (Keila, Carmela y Naiara)



Mural Proyecto Gender ABC II de Médicos del Mundo



Mural Proyecto Gender ABC II de Médicos del Mundo



Mural Proyecto Gender ABC II de Médicos del Mundo



Mural Proyecto Gender ABC II de Médicos del Mundo



Mural Proyecto Gender ABC II de Médicos del Mundo

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